El objeto del concurso es el diseño del parque metropolitano La Carlota, en los actuales terrenos de la base aérea Generalísimo Francisco de Miranda en Caracas, y la promoción de un proceso urbano articulado de desarrollo de la zona. La acelerada densificación de la zona ha incrementado la inseguridad, el desgaste de infraestructuras, la contaminación atmosférico-sónica y el consumo de sus recursos naturales.
El siguiente proyecto es uno de los tres finalistas del concurso, propuesta del equipo de Ricardo Avella, Ninoska Ayala, Jonathan Benhumu Esayag, Natalia Linares Rodriguez, Mariana Otero y Ariadna Weissharr.
La idea de un desarrollo sostenible para el parque y su entorno es su capacidad de evolucionar sobre el mismo, incrementando su densidad cuestionando el automóvil a favor de la inclusión dela bicicleta,implantando una trama de continuidades ecológicas que permitan a la flora y fauna local conectar las urbanizaciones con el nuevo parque,conquistando útilmente las centralidades existentes de memoria urbana y recuperando superficies de espacios públicos.
La propuesta de vialidad persigue mejorar la movilidad del sector a través de un Anillo – Corredor Vial Expreso sobre el parque, complementando y aligerando el volumen de autos que solicitan las autopistas y las vías arteriales en sus recorridos cotidianos. En cuanto al paisaje, la estratégica consiste en la implantación de un sistema de “senderos ecológicos” que conecten bulevares, plazas, centralidades e hitos urbanos del sector con el nuevo parque. El sistema de continuidades ecológicas se materializa en ciclo vías y ramblas (Calle ancha y arbolada, con un paseo central).
En cuanto a la hidrografía, el parque limita plenamente al sur con el rio Guaire. Las diversas quebradas provenientes del “Ávila” dirección “El Guaire” representan un gran potencial para ser acompañadas por los “Senderos ecológicos” conectando así la montaña con el parque. El proyecto mantiene la pista de aterrizaje siendo la única oportunidad que tiene la ciudad para responder ante emergencias, a causa de su condición de zona sísmica. Además consideramos la conservación de la pista y del gran vacío urbano que genera como una importante estrategia para la preservación de la memoria.
En cuanto al impacto urbano, cuando se inserta un equipamiento de gran importancia, como un “Parque Metropolitano” el tejido urbano inmediato cobra valor y surge la necesidad de visualizar a largo plazo, mutaciones urbanas impulsadas por los cambios de niveles de rotatibilidad de usuarios. La idea no es hacer tabula rasa del actual tejido adyacente al nuevo parque. Las futuras mutaciones se llevarían a cabo repotenciando la ciudad existente, reciclando edificios, densificando el sistema parcelario, agregando programas mixtos de vivienda y servicios, y aumentando la oferta de espacio público.
